Hola a todos.
Esta entrada no es propiamente de cine o cortometrajes, aunque podríamos incluirlas en alguna sección de efectos especiales, y es que hoy han caído algunos copos de nieve sobre Sevilla capital, no han cuajado, ni siquiera han teñido de blanco calles o tejados pero por lo inusual del acontecimiento, merece la pena grabarlo en vídeo y ponéroslo para que lo veáis.
Lo dicho, ahí tenéis un pequeño vídeo en el que se aprecian los copos en la zona del barrio de la Macarena, para más señas.
Para los que normalmente veis la nieve a diario, en estas fechas, os parecerá una tontería pero, esto aquí no es normal.
1 comentario:
Uno cero, cero uno
y del año 2010
se recordará seguro
por lo que ahora os diré.
Y es que ayer nevó en Sevilla
y no es que suela ocurrir
que la nieve haga visitas
por estas tierras de aquí.
Hacía cincuenta años
que no nevaba en Sevilla,
hacía cincuenta años
(o al menos eso decían).
“Cuando yo era muy pequeña
ví que nevaba en Sevilla”
“Mamá, pareces la abuela
con los cuentos de la China”.
Y es mucho tiempo pasado
para que esto se repita,
Porque los cuarenta grados
son nuestra especialidad
pero ver los cielos blancos
no es lo más habitual.
Ayer se vieron estampas
dignas ya de recordar,
todo el mundo se llamaba
para poderse avisar:
“Está nevando, ¿lo has visto?”
“¿Nevando dónde? ¿Qué dices?
“En Sevilla mismo, niño”.
“Anda ya, no me vaciles”.
“¡Asómate a la ventana!”
“¡Mira, mira, mira un copo!
“No te digo, ¡una pasada!”.
“Y allí, mira, mira otro”.
“Trae a los niños que lo vean”
“Que los lleve a dónde, dime”
“Pués tráetelos a Castilleja
o te los subes a Gines
porque es que aquí sí que nieva…
veniros que esto es un flipe”.
“Cojo el coche y salgo ya,
enciende la chimenea
que parece Navidad”.
“Mira mi madre y mi abuela.
¡Niñas, dejar de saltar!
A ver si os partís la cadera…”
La gente que se detiene
en mitad de la calzada
para tirarse la nieve
cual si fuera una batalla.
¡Qué peligro esos andenes
con la gente allí parada!.
Todos con cámara en mano
retratando la experiencia
para dentro de unos años
poder tener evidencias
(las imágenes tomadas)
y no quedarse así a medias
al relatar la nevada.
Es verdad que no cuajó
dentro de la ciudad,
es verdad que no duró
una hora ‘mal contá’…
pero es verdad que nevó
y se puede demostrar.
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